El crossfit es una actividad que presenta varios riesgos durante el embarazo. La alta intensidad, el riesgo de golpeo en el vientre con las barras, el alto impacto y someter a las articulaciones a un alto estrés hacen del crossfit una actividad poco recomendable durante el embarazo. Sin embargo, si modificas estos componentes y escoges ejercicios sin riesgo y con un una intensidad de moderada a vigorosa, puede seguir entrenando en el mismo entorno. Revisa los descansos.

Cuando empezamos a hacer ejercicio se produce una reducción del flujo de sangre hacia el útero de un 25% y esta reducción en mayor cuanto más alta sea la intensidad.
Se ha visto que ante ejercicios cerca del 90% de la frecuencia cardiaca máxima aparecen signos de estrés fetal, por lo que no debes superar esa intensidad.
Recuerda que el objetivo en esta etapa no es la mejora del rendimiento.

Si ya corrías antes de quedarte embarazada puedes seguir haciéndolo pero debes tener en cuenta que tus articulaciones van a sufrir más porque los estrógenos y la relaxina las hace más inestables. Además un punto esencial a tener en cuenta es tu suelo pélvico. Las actividades de alto impacto generan micro traumatismos en los músculos perineales, y con el peso del útero esto se incrementa.
Contacta con un fisioterapeuta especialista en suelo pélvico para prevenir cualquier problema.
A medida que el embarazo avance es probable que tú misma decidas parar o reducir la intensidad por sentir incomodidad. Cuando llegue ese momento puedes sustituir la carrera por actividades con menos impacto.

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